El Padrino está casi ciego y sordo, por lo que el Juzgado Cuarto de Distrito de Procesos Penales Federales ordenó el traslado de Félix Gallardo desde el penal del Altiplano, en el Estado de México, a donde está confinado desde 1991, cuando se inauguró el que fue el primer penal de alta seguridad en el país.
De 68 años, Félix Gallardo fue condenado por un juzgado del Distrito Federal, en 1994, a 40 años de prisión por homicidio, varios delitos contra la salud, portación de arma y cohecho.
Además, aún está bajo proceso penal por el secuestro, asesinato e inhumación clandestina del agente de la DEA, Enrique Camarena, en febrero de 1985. La condena aún no se dicta debido a que ha combatido diversas violaciones procesales en ese juicio que se instruye en Guadalajara.
Por ese mismo delito fue sentenciado a 40 años de prisión, Rafael Caro Quintero, quien en agosto del año pasado fue liberado, aunque meses después, en medio de la presión de Estados Unidos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) revirtió el amparo que había otorgado un tribunal de Jalisco, por lo que ahora está en condición de prófugo.
Según las fuentes, la titular del Juzgado, Sonia Hernández Orozco, después de haber visto en videoconferencia a Félix Gallardo, emitió un acuerdo ordenándole el traslado al Órgano Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Fundador junto con Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, del cártel de Guadalajara, Félix Gallardo había intentado desde hace años el traslado al Reclusorio Metropolitano de Guadalajara, debido al deterioro de su salud.
Su defensa ha alegado que el exnarcotraficante sinaloense está desnutrido debido al mal trato en la prisión, incluida la restricción de medicamentos.
Con información de Proceso
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