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| Jael Eduardo Espinoza Guerrero de 19 años y Elia Carbajal Becerril de 22 años, son los presuntos autores del homicidio. |
El cuerpo de la menor, que permaneció tres días en bolsas de plástico ocultas en el clóset del joven homicida, fue cortado con un bisturí, con el que le dibujaron una pata de gallo y cruces en el torso.
Jael Eduardo Espinoza Guerrero ,de 19 años de edad, confesó el asesinato de Silvia Paredes Moedano al interior de la casa de sus padres, en el municipio de Tultitlan, de quien había sido novio por dos años. El joven declaró que ella iba a ser sacrificada en un ritual satánico en el que participaría Elia, su actual pareja.
El homicidio se cometió el pasado tres de diciembre, el mismo día en que se reportó la desaparición de la joven, por la cual la Procuraduría general de Justicia del Estado de México activó una Alerta Amber.
Luego de ser descubierto por sus progenitores y entregado a las autoridades, Jael Eduardo declaró ante el agente del Ministerio Público que Elia Carbajal Becerril, de 22 años de edad, con la que sostiene una relación de noviazgo, le había confesado que pertenecía a una secta satánica y lo había invitado a ser parte de ella.
“Para entrar necesitamos un alma, me dijo Elia”, declaró el asesino ante el agente del Ministerio Público, según aseguró Maricela, hermana de la víctima.
Durante las diligencias, Jael Eduardo señaló que Elía le había pedido seleccionar a una persona al azar para ser sacrificada en un rito satánico, por lo que Jael pensó en Silvia, con la que había sostenido un noviazgo de dos años y que hacía uno que no veía.
El homicida sostuvo que luego de tener a la víctima serían tres formas de quitarle la vida, la primera lanzándola de algún puente, la segunda apuñalándola y finalmente la tercera inyectándole alguna sustancia para verla morir lentamente.
Aunque Silvia fue muerta por estrangulamiento, esta había sido contactada con la intención de ser sacrificada por los amantes según declaró Jael Eduardo.
Ya muerta, Silvia fue cortada con un bisturí en el pecho con el que le hicieron signos de una pata de gallo y unas cruces, al parecer por Elia, quien además le cortó el pelo y lo tiñó de color negro violeta, un día después del asesinato.
El día de los hechos, Silvia había acudido a casa de los padres de Jael en Tultitlán donde se encontró con el asesino, quien la ahorcó en su cama, según declaró la hermana de la víctima.
Luego de privar de la vida a la menor, el mismo día de su desaparición, Eduardo llamó a Elia y esta le dijo que no se preocupara, que se asegurara de que estaba muerta.
Fue hasta el día jueves cuando Elia fue a casa de Jael y tras preguntar donde se encontraba el cuerpo, este le dijo que en la parte de arriba por lo que Elia le pidió unas tijeras para cortarle el pelo y unas gasas con las que taparon los orificios del cadáver.
La mujer le pidió las llaves de la casa, ya que acudiría hasta el día siguiente en compañía de unos amigos a sacar el cuerpo, por lo que le sugirió echarle cal y meterlo en bolsas de plástico para esconderlo en el clóset.
Los padres de Eduardo no se percataron de lo ocurrido, ya que se encontraban en casa de los abuelos en Naucalpan y fue tres días después que notaron un comportamiento extraño en su hijo, por lo que decidieron ir a su casa y ver que ocurría.
“Papa, ¿has visto alguna vez un cadáver?”, preguntó Jael a su progenitor, situación que le preocupó, al insistirle en por que le había preguntado eso, Eduardo no quiso hablar más, por lo que fue llevado por sus padres a una revisión médica, donde le diagnosticaron un ataque de ansiedad.
De regreso en la casa en Tultitlan, la madre de Jael, al entrar la habitación de su hijo, descubrió un bolso ensangrentado de mujer y decide dar aviso a las autoridades, quienes se trasladaron a la casa de los abuelos en Tlalnepantla donde aseguraron al asesino.
Silvia había salido el miércoles 03 de diciembre de su casa localizada en la colonia Potrero del Rey en Ecatepec con la intención de tramitar su servicio social, ya que había estudiado hasta el quinto semestre la carrera de contabilidad en el CBTiS 29, ubicado en a colonia Ejidal Emiliano Zapata, en el centro de Ecatepec.
Con el número de denuncia criminal 344611459414 por desaparición de persona, comenzó el viacrucis para los familiares de Silvia.
Es hasta el día sábado 06 de diciembre que un supuesto amigo de Silvia quien dijo llamarse Frank Tapia, llama a casa de los familiares para proporcionar un número telefónico de la procuraduría de Tultitlan.
Frank Tapia les aseguró en la llamada que eran noticias no buenas acerca del paradero de Silvia, por lo que se trasladaron hasta la agencia del M.P donde finalmente reconocieron el cuerpo de Silvia.
Luego de la detención de los involucrados, los familiares no fueron enterados del sitio ni fecha de las diligencias judiciales por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), fue debido a la intervención de David Mancera Figueroa, presidente de la organización “Solidaridad por las Familias”, que la familia de Silvia fue informada.
Del mismo modo, la familia acudió al legislador Octavio Martínez Vargas quien exigió al procurador dar celeridad a los trámites de entrega del cuerpo a los deudos, a quienes también apoyo con los gastos funerarios.
Finalmente tras presentarse a escuchar las audiencias judiciales, Jael Eduardo fue vinculado a proceso por el delito de homicidio. En tanto, los familiares de la víctima buscarán que sea procesado por feminicidio, mientras que debido a que Elia fue acusada como autora material y no intelectual del asesinato de Silvia, esta no fue vinculada a proceso.
Con información de Periódico A Fondo
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