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domingo, 26 de octubre de 2014

"A los vivos vuélvanles a disparar": Sobrevivientes narran la masacre de #Tlatlaya

Anon Hispano - 9:08 p.m.


E. y R. fueron secuestradas la última semana de junio, una en un balneario, y otra mientras caminaba por la calle.

El día 30 de ese mismo mes sobrevivieron a un enfrentamiento y una ejecución extrajudicial a cargo de militares en Tlatlaya, Estado de México.

Según sus testimonios, incluidos en la recomendación 51/2014 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), fueron abusadas sexualmente y golpeadas por civiles armados, y luego llevadas a una bodega de la referida localidad mexiquense.

El grupo llegó por la noche a bordo de tres camionetas, portando armas largas y cortas. La mayoría tenía entre 15 y 23 años de edad. De acuerdo con algunos de sus familiares, fueron obligados, meses antes, a unirse a un grupo criminal.

Llevaban cinco secuestrados: dos mujeres, dos hombres, y la madre de una de las integrantes del grupo, quien fue levantada tras intentar convencer a su hija de volver a casa.

E. y R. permanecieron amarradas de manos, dormidas en diferentes vehículos. En la esquina de la bodega se sentó la madre de familia, quien también sobrevivió los hechos.

Los jóvenes armados estaban en calma, bebiendo y drogándose. A las 4:20 horas, algunos comenzaron a gritar: "¡despierten a todos!", "¡ya nos cayeron los contras!".

Desde afuera iniciaron los disparos: eran militares del 102 Batallón de Infantería en San Miguel Ixtapan quienes, en un patrullaje, descubrieron a las personas armadas dentro de la bodega.

Los jóvenes respondieron con AK-47 y AR-15, entre otras armas.

Luego de 10 minutos, los balazos cesaron. "¡Ejército mexicano, rindan, les vamos a perdonar la vida!", se escuchó.

Los jóvenes se rindieron y tiraron sus armas al piso. Uno de ellos, presuntamente el líder, puso las manos atrás de la nuca y huyó de la bodega.

Las mujeres sobrevivieron gracias a que se tiraron al piso, protegidas por las camionetas.

Al lugar entraron primero siete militares. Hasta ese momento, el saldo era de 7 muertos y un soldado herido.
La madre de familia gritó luego de ver el cuerpo inerte de su hija. Los cinco secuestrados se identificaron ante los soldados, y éstos los movieron al fondo de la bodega, donde luego se escuchó decir: "los que estén vivos o heridos, vuélvanles a disparar".

Un soldado reclamó: ¡"No los mates"!, y la contestación fue: "Es que me iba a disparar".
Las mujeres vieron cuando los soldados formaron a cinco de los rendidos contra la pared izquierda del cuarto frontal de la bodega.

De ahí los sacaron a uno por uno, los obligaron a hincarse y a decir su apodo, su edad y su ocupación. Después, les dispararon.

"No que muy valientes", les dijo un militar a quienes, con quejidos y lamentos, delataban seguir con vida.
Del lado derecho de la bodega se escucharon más disparos.

Los balazos terminaron alrededor de las 6:00 horas. Para ese momento, había ya 20 muertos, de los cuales, 13 fueron ejecutados. Uno tenía signos de desnucamiento, y otros cuatro presentaban golpes en el cuerpo.
Después llegaron al lugar elementos del ejército y la marina, quienes se llevaron a los dos hombres secuestrados, que también estaban amarrados de manos, para "tomarles una foto".

Sin embargo, sólo se oyeron disparos. Las mujeres vieron después sus cuerpos tirados en la pared sur de la bodega.

La Policía Ministerial del Estado de México llegó hasta las 12:30 horas para iniciar las diligencias ministeriales. Las secuestradas fueron trasladadas del lugar hasta las 16:00 horas.

Ejército y Marina tuvieron siete horas para mover los cuerpos, reposicionar las armas y pisar las evidencias.
Cuando llegó, la Policía Ministerial olvidó tomar fotografías del lugar de los hechos, rompió las cadenas de custodia y no preservó las evidencias.

Entre lo que recogieron los ministeriales no se encontraban ya los celulares ni los equipos de radiocomunicación de los fallecidos.

Después de los hechos, la Sedena emitió un comunicado: resultado de un enfrentamiento iniciado por secuestradores, militares abatieron a 22, y rescataron a tres mujeres plagiadas.

Las sobrevivientes fueron llevadas a la PGJ del Estado de México. Ahí, supuestos abogados las patearon en los costados, les jalaron el cabello, las abofetearon, las asfixiaron con bolsas de plástico y las amenazaron con violarlas y con dejar huérfanos a sus hijos.

Después de casi dos días de tortura, las obligaron a firmar declaraciones que no les permitieron leer.
El 22 de septiembre, E. y R. fueron consignadas al Centro Federal Femenil "Noroeste", en Tepic, Nayarit.
Las acusaron de acopio de armas y posesión de cartuchos de arma de fuego de uso exclusivo del ejército.

Agencias
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