La intensa presión política y judicial que enfrentan Musa Khan, un bebé de nueve meses de edad, a consecuencia de la supuesta acusación en su contra por un "intento de asesinato", llevaron a éste y a su familia a ocultarse de la justicia en algún lugar secreto de su país.
"Hemos tenido que trasladarlo a un lugar secreto, porque somos pobres y la policía está poniendo una enorme presión sobre nosotros para manipular el caso", dijo Muhammad Yasin, abuelo del niño, de acuerdo con el diario británico The Guardian.
El menor, quien se encuentra en libertad bajo fianza, fue acusado junto a su padre y abuelo, por participar en una agresiva manifestación contra el aumento del precio del gas en uno de los barrios marginales de la ciudad paquistaní de Lahore.
De acuerdo con el Primer Reporte Informativo de la policía (FIR, por sus siglas en inglés), Musa es una de las cinco personas registradas como partícipes de los disturbios ocurridos en febrero cuando trabajadores de una empresa de gas llegaron a tratar de desconectar el recurso de casas que no habían pagado sus facturas.
Ante el hecho, según el reporte, los habitantes "intentaron matar" a pedradas a los trabajadores y a policías que los acompañaban.
La acusación ha sido criticada como absurda, revelando el vergonzoso sistema de justicia del país. Sundas Hoorain, abogado especializado en temas de asesinato explicó que es normal que la policía recurra a un castigo colectivo contra familias enteras, a menudo solicitado por el demandante.
"Se trata de tomar venganza, y eso significa hacer que la otra parte sufra tanto como sea posible, poniendo a familias enteras por el infierno", dijo el abogado, según recoge The Guardian.
Por ahora el bebé debe presentarse a una audiencia el próximo sábado; aunque se desconoce si acudirá. En tanto el juez del caso ha exigido explicaciones a la policía.
AP
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