Quería más músculos, se inyectó... y murió.

Por el afán de verse bien y aumentar su masa muscular, Julián Andrés Mejía, murió en menos de 24 horas después de que se mandara a inyectar una extraña sustancia en uno de sus brazos. Jonathan, su hermano, denunció que el esteticista responsable evade a las autoridades pues al sujeto no lo encuentran.

Mala decisión. El viernes pasado Julián llegó a su casa después que el esteticista le inyectara la sustancia. Pero al parecer se sentía mal y esto lo notó su familia. “Vi que tenía una especie de cinta en su brazo y presentaba fiebre. Él lo único que me dijo era que yo le había pegado la gripa, pero lo vimos muy mal. Cuando todo empeoró, mi hermano decidió quitarse la cinta y se le veía un hueco en el brazo”, contó Jonathan.

Su familia llamó a una ambulancia para llevarlo a un hospital, pues el joven decía que sentía que se le quemaba el brazo por dentro. Camino al hospital de Bosa, el Julián, de 30 años, falleció.

“No sabemos de qué murió. Tenemos que esperar el dictamen de la necropsia. La médica que nos atendió en el hospital nos dijo que en sus tantos años de experiencia, el diagnóstico era inexplicable”, agregó.

Denuncia. Jonathan dijo que lo más paradójico del asunto es que su hermano se mandó a inyectar el líquido con un allegado a la familia. “Eso lo hizo con una persona allegada a la familia que es el novio de una prima y se hace pasar por medico estetista, supongo. De hecho tiene antecedentes penales, pues una mujer lo había denunciado el año pasado por lo mismo”, señaló.

Jonathan se refiere a un caso se que registró en marzo de 2013 cuando María Fermanda Astrudillo culpaba a Guillermo Sandoval, quien, al parecer, es el mismo que intervino a Julián.

Otra afectada. La cuñada de Julián, Alexandra, también fue víctima de este esteticista. Ella quería aumentar sus glúteos y acudió a un gimnasio en Kennedy donde el sujeto tenía su consultorio.

“Un año después de que me mandé a inyectar metacorp que es una clase de biopolímero para hacer rellenos, tuve fiebre y enrojecimiento que se me subió casi a la cintura. Un mes y medio permanecí hospitalizada. Ahora me van a hacer una cirugía para removerme la sustancia pero debo hacerme varios exámenes”, dijo Alexandra.

Obsesión. Julián era un deportista incansable. vivía con su familia en Bosa y en La Libertad tenía un gimnasio donde trabajaba como instructor. Sus allegados lo describieron como una persona obsesiva por su cuerpo ya que en los últimos meses había bajado 40 kilos.

“Comía proteínas y se cuidaba mucho. En las noches iba al gimnasio para quemar las calorías que en el día había consumido”, concluyó Jonathan, invitando a la gente a que se sepan querer como Dios los trajo al mundo.

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